miércoles, 25 de febrero de 2009

Alfarillo y el castigo del balanceo de equaciones


Sucede que en primer semestre (yo todavía traía las muletas de mi última cirugía) estábamos en el salón y de repente llegó una maestra (creo que era la maestra Irma) que necesitaba hablar ‘solo con las muchachas’ ya que era un tema ‘femenino’ y le pidió a Alfarillo que se saliera junto con todos los chicos. Y bueno, ya la verdad ni me acuerdo de que nos habló pero ha de haber sido algo de toallas femeninas porque ¿para que más sacó a todos los hombres? Bueno, sucede que terminó la plática y se salió y ‘alguien’ de nosotras (creo que fue Ana Teresa o Maricarmen, o Adriana que también era como la fregada) se le ocurrió cerrar la puerta con seguro y pararse adelante a contar chistes…Cuando los compañeros y Alfarillo vieron que salió la maestra e intentaron regresar al salón, OBVIO, tocaron y puro cuerno que les abrimos…Nos gritaban por la ventana, tocaban la puerta muy fuerte, gritaban obscenidades (un albañil a un lado suyo se sonrojaría) pero nosotras estábamos en franca rebeldía y además los chistes estaban muy buenos, también nos hacían señas grosérrimas por la ventanita en la parte alta de la puerta que no tenía vidrio y entonces Ana empezó a pegarles con una regla, y todas le festejábamos la decisión, en fin, que en una de esas Alfarillo dijo ‘ya estuvo bueno’ y se puso a tocar la puerta y ocúrresele asomar su manita por la ventanita, no se si creyó que se la íbamos a reconocer o que, pero Ana agarró la regla y SOPASSS, que le mete un reglázo también, y solo se escuchó desde afuera ‘¡¡ya ni la chingan, le pegaron a Alfarillo!!’ … Acto seguido, todas enmudecimos, las que estaban paradas corrieron a su lugar, no se quién se animó a abrir la puerta y que entra Alfarillo…No, no, no, con una finta de ‘las voy a matar a todas méndigas viejas’ dando desplantes, caminó hasta el escritorio y se puso a dar clases como si nada. Pensamos que hasta ahí había llegado nuestra rebeldía, pero estábamos muy pero muy equivocadas…Cuando acabó la clase, Alfarillo dijo, ‘solo salgan los muchachos, las mujeres se quedan poquito por favor’ y todas así ‘uyyyy que miedo, ya nos va a dar un sermón’ Bueno, pues no, no nos dio sermón, simplemente dijo ‘todas deberán presentarse en el último salón, a la 1:00 pm, y la que no esté esta reprobada conmigo para toda la vida’ ¿toda la vida? En la madre!! No, pues todas nos presentamos en el salón aquel. El cerró la puerta, cerró ventanas (huelga decir que era un méndigo calorón…) y acto seguido, empezó a escribir 20 reacciones químicas para balancear…¡¡¡OSEA!!!! Con trabajos en la primera hora terminamos entre Paty Delgado y yo UNA méndiga ecuación, y ni idea de cómo comenzar la siguiente, yo ya me hacía dormida en un rincón del salón…PERO, Alfarillo no contaba con la sagacidad de la mente de 60 muchachitas de 15 años, entre las cuales había una que se llamaba Alejandra Ornelas, guapísima, altotota, reina de belleza del pueblo, etc. quién empezó a mandarle ‘ojitos’ a Alfarillo, y a comentar ‘a mi se me hace que el maestro lo que quería era quedarse solo con nosotras…’ y empezaron las demás ‘¿ya se fijaron que guapo esta?’ ‘¿y si nos hace un striptease?’ ‘¿Quién se anima a darle un beso en la boca?’ Alfarillo estaba rojo rojo rojo, sudaba copiosamente, y empezó a parpadear, a temblar, a rascarse la cabeza y la cara, y los comentarios empezaron a subir de tono, y de repente se para y dice ‘Bueno, yo creo que ya aprendieron su lección, pueden irse’ agarró sus libros y literalmente corrió hacia la puerta, y todas nos levantamos al grito de ‘AGARRENLO, QUE NO SE SALGA’ pero ya era tarde, Alfarillo había desaparecido por la puerta de la prepa y nomás dejó una pequeña tolvanera con su mega super hiper datsún blanco, casi casi infartado del pedo que le sacamos y no volvió a mencionar el tema.

FIN DE LA HISTORIA.
Por Elva Carrillo